El fundador del movimiento de software libre dio sus fundamentos a Infobae América y analizó el fenómeno de las redes sociales. También confesó por qué no usa teléfonos
En su paso por Argentina, Richard Stallman adelantó a Infobae América que esta será su última visita al país porque
empezó a usar el registro de huellas dactilares SIBIOS para ingresar,
"un sistema de control y vigilancia" al que se resiste en su afán de
libertad. Además, cargó contra el programa Conectar Igualdad del Gobierno argentino, que reparte computadoras a los alumnos escolares. "Igualdad de sumisión para todos", señaló.
El informático también explicó en qué consiste el movimiento de software libre que impulsa desde hace décadas. "Con el software existen dos oportunidades: el usuario controla el programa o el programa controla al usuario. El primer caso es el software libre, en el que entran cuatro libertades en juego", indicó.
"Las primeras dos, que son ejecutar el programa como quieras y
estudiar o cambiar el código clave o matemático del programa para
adaptarlo, tienen que ver con el control individual. Las otras dos, la
libertad de distribuir copias exactas del programa y la de distribuir
copias modificadas, suponen el control colectivo", especificó. Cuando el
programa controla al usuario, añadió, entran en juego "funcionalidades
privativas o malévolas", con las que se puede vigilar a las personas
porque "obedecen comandos a distancia".
-¿Qué tecnologías deberían usar los seguidores de software libre?
-Las computadoras de escritorio tienen el GNU/Linux o la licencia
BSD. Del primero, que desarrollé en 1985, hay versiones totalmente de
software libre, que pueden encontrarse en la página de GNU. La segunda no es del todo libre, tiene algunos elementos privativos.
-¿Cuál es la opción en los teléfonos móviles?
-Ninguno funciona con software libre, y su software es absolutamente
privativo y tiene control del usuario mediante GPS. También tiene
funcionalidades malévolas, de vigilancia y seguimiento. La empresa de
telefonía sabe siempre dónde está el teléfono. O pueden ser dispositivos
de escucha.
-¿Esto significa que no usa teléfono?
-No, uso a veces el de otro. Y recomiendo que rechacemos su uso.
-¿Es cierto que el software libre puede perjudicar a los desarrolladores?
-No, no es dañino. Pero se dice eso porque las compañías, con
software privativo, tienen la posibilidad de exprimir mucho dinero a los
usuarios. Con el libre, no tienen esa posibilidad.
-En el inglés, "free" tiene una doble connotación que, a
veces, provoca que se confunda el movimiento con lo libre y lo gratuito,
¿cuál es la diferencia?
- Es una desventaja del idioma. Para el movimiento, no es un asunto
de precio, ni tiene que ver con si es gratuito o no. Un programa es
libre si respeta la libertad de los usuarios; es gratuito si está
disponible sin pagar.
-Ante los intentos de regular Internet, ¿cuál es su opinión y cómo cree que será la Internet del futuro?
-Atacan la idea de compartir, y eso es antisocial. No solo las
medidas, sino que también las metas son injustas. Compartir, y me
refiero a la distribución no comercial de copias exactas, debe ser
legal.
-¿Cuál es tu visión de las redes sociales?
- No estoy en contra, es una forma de ofrecer información a otra
gente. Pero, en muchos casos, los sitios actúan mal, como por ejemplo
Facebook, que es un motor de vigilancia. Por eso, siempre pido a mis
amigos que no pongan fotos de mí en la red social.
-¿Qué piensa del Plan Conectar Igualdad que lleva a cabo el
Gobierno argentino, con la distribución de computadoras a alumnos
escolares?
-Lo llamaría "Plan Conectar Igualdad de sumisión para todos". Las
escuelas deberían enseñar software libre. Se debe educar a los
ciudadanos en libertad, pero hacerlo con programas privativos les enseña
dependencia.
-¿Por qué esta es la última vez que visitará Argentina?
-Porque incorporó SIBIOS, el sistema para tomar las huellas
dactilares de los visitantes a un país. Yo no las quiero entregar
voluntariamente. Esta vez entré por la provincia de Córdoba, pero en el
futuro funcionará en todas partes. Es un sistema de vigilancia y control
del Estado. Hoy Argentina es democrática, pero no se puede estar seguro
de que siempre sea así, entonces es malo crear más controles. Esto se
inventó en Estados Unidos, pero como soy ciudadano no tengo que hacerlo
allá.
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